Hace unos años le regalamos a Mercè una casita para su colección de miniaturas. Intentamos darle un toque de madera envejecida y el resultado fue este horror que podéis ver en la foto. Hubo por medio una promesa de pintarla y repararla que se ha ido alargando en el tiempo, hasta hoy..
Mil años después, por fin va a poder lucir su colección!
Lo que hace una buena mano de pintura!
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